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Marutake…

Desde que comencé a pescar con mosca, note que cómo a todo hoy en día, el comercio y la moda, se habían instalado en este hermoso deporte.

Como no me gusta ver la parte negativa de nada, sólo voy a decir que a partir de adquirir mis primeros equipos y accesorios para la pesca con mosca, decidí indagar sobre la existencia de cañas de bambú para realizar ésta pesca, rápidamente me encontré con un mundo de “rodmakers” que hacen trabajos impresionantes y el estilo “vintage” de estos verdaderos artesanos, generan maravillosas obras de arte. Realmente me traslada al mundo de la pesca con mosca que me gusta, el que quiero para mi, pero …

De todas maneras yo buscaba otra cosa, algo mas rústico, más natural… la pregunta que me rondaba la cabeza era: se podrá pescar con mosca con una simple caña de bambú sin procesar tanto? algo más parecido a las viejas mojarreras que hacíamos con mis amigos cuando éramos chicos y las que tantas satisfacciones nos daba… yo quería eso! pescar con moscas hechas por mi, y porque no ? pescar con una caña hecha por mí…

Buscando me encontré con un sitio en Internet que me llamó poderosamente la atención, desde su nombre mismo, “La Caña Viajera”, sin más pedí amistad y en muy poco tiempo tuve la respuesta afirmativa, las cosas por algo suceden!

Del otro lado de este sitio estaba Anibal, un tipo sencillo con mucho conocimiento, generoso y que ya cuenta con una buena experiencia en este tipo de varas “Marutake” (Totalmente de bambú natural) Recorriendo su sitio encontré mucha información y de la buena, la que yo esperaba y mucho mejor aún. Ya tenía la respuesta, efectivamente se puede pescar con una caña de bambú al natural sin ningún tipo de problemas, se habría un nuevo y hermoso panorama…

Tuve la suerte de conocerlo personalmente e intercambiar información acerca de esta técnica y el tuvo la generosa acción de facilitarme un “kit” para armar mi primer cañita marutake, así que en eso estoy, va a ser mi pasatiempo para el fuera de temporada, ya que en Patagonia Norte de Argentina, comienza a la época de veda a partir del 1 de Junio. El largo invierno sin pesca de truchas 🙂

Es un hermoso desafío y creo por fin haber encontrado el rumbo de lo que representa para mí la pesca con mosca, la conexión con la naturaleza, la contemplación y admiración por el equilibrio manifiesto que encuentro en cada salida de pesca. Esto no quiere decir que no me gusten o no vaya a utilizar mas una caña de carbono, fibra u otro material, sólo que para algunas ocasiones quiero tener el placer de pescar con una caña hecha por mí (por lo menos en parte) y hecha desde un producto noble y simple, como es una caña de bambú cortada inclusive en el patio de tu casa. Cientos de años respaldan ésta opción…

Una vez más soy novato en algo, es lo que más me gusta, enfrentarme a un nuevo desafío, el abrir una puerta a un mundo desconocido y en el cual se aprende algo a cada instante.

Debo agregar que la charla con Anibal fue muy enriquecedora y reafirmo como se lo dije a el personalmente, que seguramente fue la primera de muchas. Es increíble cuando se crea conexión como el tiempo pasa sin darnos cuenta, después de varias horas y mientras Anibal terminaba de preparar la vara que me traje al sur, pude apreciar en primera persona la sensación en mano de varias de sus cañas, definitivamente son otra cosa. La futura #3 que espero hacer mojar moscas en la próxima temporada ya esta en curso.

Dejo el enlace de “La caña viajera”, invito a todos a visitarlo. https://www.facebook.com/groups/historiasdeviajeras/?ref=bookmarks

mojarrerita

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Feliz con mi kit marutake

Feliz con mi kit marutake

Obras de arte

Obras de arte

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Historias/Lugares de Pesca
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Todavia no me agarró la fiebre…

Ante la insistencia de un amigo, acepté acompañarlo a pescar la boca del río Chimehuin, la cual es famosa por la fiebre que provoca en los pescadores que terminan enamorándose de ella. Seguramente por mí falta de experiencia en éstos lugares, todavía realmente no me atrae la pesca que ahí se practica, es más, de a momentos me hizo recordar a los pescadores enredando sus lineas en la costanera del Río de la Plata en Bs.As. Mucha gente, todos haciendo lo mismo, con equipos grandes, moscas grandes, todo un ritual al que no estoy acostumbrado.

Llegamos relativamente temprano, un día frío, gris, pero sin viento, según dicen no son las mejores condiciones de pesca que pueden darse allí, preparamos equipos y nos separamos, mi amigo pescaria la boca y yo me iría rio abajo un km mínimo, para buscar los lugares solitarios y con otro tipo de aguas, aquellos sitios donde me siento más cómodo pescando y en donde me permite conectar mejor con la naturaleza, que es lo que busco cada vez que salgo a pescar…

La mañana transcurrió normalmente, por mí lado algunas truchitas chicas que me fueron suficientes para divertirme con mí equipo #3 y las pequeñas moscas que mojé ese día. Luego del almuerzo, el cual habíamos coordinado previamente para encontrarnos cerca del puente de la ruta a las 14:00 hs, decidimos volver a intentar nuestras pescas, yo hice el mismo recorrido, pero ésta vez por la orilla opuesta, ya que quería probar otros sectores del río, mismo resultado. A la tardecita cuando volvimos a encontrarnos, casi no quedaban pescadores, la cosa estaba más “calma” y ahí sí me animé a probar unos tiritos en la famosa “boca”… tuve la suerte de pinchar una arcoiris chica mientras trataba de sacar una mosca de la campera de mí amigo, y no mucho más que eso…

En un momento escucho el grito característico… “EEEEEEEEEEEEEEEEEESSSSSSSSAAAAAAAAAAAAAAAAAA” mí amigo había pinchado algo interesante, ya que su caña se doblaba particularmente indicando que el pescado que estaba del otro lado de la línea, era importante, lo veía vadear entre las piedras, tratando de que aquel animalito no se soltase y tampoco rompiese el leader… era su momento!!! Asi que sólo atiné a observar, ver como peleaba esa trucha y cuando finalmente la tuvo entre sus manos, corrí por el puente hasta la otra orilla y cámara en mano, hice las fotos de rigor, una hermosa marrón de unos 3.5kg aproximadamente que había sido engañada y tentada por un anzuelo lleno de plumas… Todo era emoción!

Ese día comprendí a que se referían con la “fiebre de la boca”, aunque se que todavía no es mí momento, nunca digas nunca! Tal vez alguna vez me pique el bichito, por ahora, sólo soy un compañero de viaje y el fotógrafo de turno… 🙂

Marron del Chimehuin

Marrón del Chimehuin

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