Experiencia 100% marutake

Hermosa fonti

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Experiencia 100% marutake

Finalmente pasaron 7 meses de pesca intensa, 100% marutake.
Ya me parece lejano cuando en la temporada pasada (2017/2018) fantaseaba con pescar con cañas de bambú. En una primer instancia comencé a buscar información, modelos, fabricantes, costos, etc. etc. de las clásicas cañas de split bambú, desconociendo totalmente el tema, descubriendo que estaba entrando en un mundo muy exclusivo dentro de la pesca con mosca. Ese mundo sencillamente no estaba a mi alcance.

No fue hasta que un día, estando en la casa en que nací, encontré por casualidad una vieja mojarrera que había hecho allá por los finales de los ’70, cuando apenas tenía unos 9 o 10 años aproximadamente. Esa vieja varita de caña tacuara (hotei) estaba en perfectas condiciones, conservando el viejo tostado que le había dado en la hornalla de la cocina de mi mamá, tratando de no quemarla demasiado, sin sospechar que la había templado y por lo visto, bastante bien, porque recuerdo haber capturado buenos pescados con esa vieja y querida varita. Apenas la vi, la tomé entre mis manos y acto seguido y casi sin darme cuenta, me encontraba casteandola dentro de la habitación.

Fue justo ahí cuando me pregunté, ¿ no se podrá hacer algo similar para pescar con mosca ? Esa misma noche, comencé a googlear sobre el tema, ya que casi siempre hay alguien que pasó por el mismo cuestionamiento y el sr. google que todo lo sabe , me ayudó inmediatamente a responder esta inquietud. A partir de allí, me surgió la necesidad de investigar y descubrir que tan lejana estaba la posibilidad de que yo mismo pudiese fabricar una cañita de este tipo… Así descubrí el mundo marutake.
Ya conté en alguna otra entrada, que buscando en la red llegue al grupo de la Caña Viajera ( https://www.facebook.com/groups/historiasdeviajeras/ ), un grupo de gente con ganas de compartir experiencias y conocimientos. Este fue el disparador que realmente necesitaba. Siendo fiel a mi sobrenombre dentro de la pesca con mosca “Gandalf” decidí bautizar mis varitas de ésta manera “Gandalf-AR-…” la sigla AR por Argentina y además y casi sin querer, porque son las iniciales de mi mentor Anibal Reyes (creador y administrador del grupo de la caña viajera) y quién además me proveyó y sigue proveyendo de todo lo necesario para la fabricación de estas varas, seguido por el número de vara fabricada en denominación Romana.
Así fue como nacieron la primer serie de marutakes Gandalf-AR-I, II, III y IV, todas ellas con características bien distintas. Las describo brevemente a continuación:

Gandalf-AR-I
Caña de 7’, para línea #3, 3 tramos, con uniones de casquillo de bambú y empuñadura de corcho, de recuperación lenta y acción full flex. Hermosa caña que sólo armé, ya que Anibal fue quién me facilito un kit completo. En esta primer y querida caña cometí todos los errores que un principiante podía cometer, y la caña lo pagó caro, pero antes de tener que desguazarla me brindó hermosos momentos de pesca, con capturas de truchas extremadamente peleadoras y de muy buen porte. Las partes recuperadas pasarán a la nueva generación de marutakes.

Gandalf-AR-II
Caña de 7’ 6”, para línea #4, 3 tramos, con uniones de espiga de fibra de vidrio y empuñadura de corcho, acción medio punta y recuperación semi rápida. Es la caña que más utilice, realmente me enseñó a pescar con las marutakes, la rompí y la arregle en un par de oportunidades. Si bien estaba mejor que la AR-I, esta lejos de ser la caña ideal, pero pesca. Perdí la cuenta la cantidad de pescados que logre con esta caña, realmente fue un todo terreno a la que le saque todo el jugo que se le puede sacar a una caña. Esta vara va a seguir pescando sin problemas.

Gandalf-AR-III
Caña de 7’, para linea #1, 2 tramos, con unión de casquillo de bambú, empuñadura de raíz de tacuara. En ésta vara ya tenía un par de cosas aprendidas, salió muy bien. Era la primera vez que yo mismo elegía los blanks (los tramos de caña con los que se fabrican las varas) Esta cañita la utilizo con una línea artesanal hecha a partir de hilo dyneema curado con lasur en frío. La acción de ésta delicada caña la hace ideal para pesca muy fina, en entornos de arroyos pequeños. Una pesca que me encanta. Es la caña que utilizo para pescar pequeñas y no por eso menos hermosas y peleadoras fontinalis.

Gandalf-AR-IV
La última de la saga “Gandalf” (primer generación). Es una caña de 7’6”, de 3 tramos para linea #4/#5, con unión macho/hembra, de acción de punta y recuperación muy rápida. Empuñadura de tacuara. Es la caña con la que terminé de pescar el último mes y medio de la temporada. Estéticamente y constructivamente quedó muy bien, pero no llega a tener la sensación de pesca que más me gusta para una caña marutake.

En todas las cañas use pasahilos fabricados artesanalmente con alambre de alpaca dura, terminados con detalles de resina epoxi en el clásico formato “snake”, los cuales fueron empatillados con hilos del tipo que utilizan los tapiceros, que si bien no es tan delicado como los que se suelen utilizar en las cañas de split bambú, son sumamente fuertes y vistosos. La terminación y acabado final de las dos primeras lo hice con laca poliuretanica y de las dos ultimas, con barniz marino.

A lo largo de los últimos meses, alterne pesca en la zona cordillerana de montaña donde vivo, y en los clásicos arroyos y lagunas bonaerenses (en éste último caso con cañas fabricadas por Anibal, el cual muy gentilmente me permite testear). Pesqué días de mucho calor, días de mucho frío, bajo sol pleno y bajo lluvia y nieve. En días con una quietud máxima y otros con vientos huracanados. En ambientes sumamente cerrados, donde es casi imposible castear, y en lagos y ríos donde debí castear no menos de 15
o 20 metros. Pesqué con línea fija y con reel. Las marutakes lo permiten, no se achican bajo ninguna condición. Fueron innumerables jornadas de hasta varias horas en el río que dejaron grabados en mi, la captura de varios pescados que hicieron quejar a las cañas y hasta las rompieron, lo cual no fue más que aprendizaje y experiencia ganada. Pesqué solo y pesqué acompañado, conecté con la naturaleza como no había hecho antes, reviví el espíritu predador que tenía dormido, y las marutakes facilitar todo ésto. Truchas arcoiris, truchas marrones, salvelinos fontinalis, dientudos bonaerenses, chanchitas, mojarras, todos peces que fueron atrapados por alguna de las marutakes mencionadas.

Definitivamente me enamoré de éstas cañas, no sólo por el infinito placer que provoca pescar con algo fabricado por uno mismo, sino además, por la sensación de pesca que se logra, muy distinto a las clásicas cañas modernas de grafito. No tiene comparación. Tengo la suerte de vivir en ambientes muy cercanos a los lugares de pesca, con lo cual le he dado duro a todas las cañas que hice, y he conseguido detectar varias cosas a mejorar y además, ahora tengo mucho más claro cómo quiera que sea la próxima generación de marutakes.

Esto es un camino de ida, en el cual fui conociendo mucha gente, compartiendo experiencias y conocimientos. Lograr el nivel de los artesanos japoneses, es sumamente difícil, pero se que con el tiempo podré lograr cañas que van a mejorar en mucho a estas 4 pioneras.

Invito a todos los que gusten de la pesca con mosca, en cualquiera de sus modalidades, a que se animen a probar alguna de estas cañitas y por supuesto que se sumen al grupo de la caña viajera, donde van a ser muy bien recibidos y podrán sacarse todas sus dudas y porqué no, enseñarnos a los demás.

Experiencia 100% marutake, un camino de ida!

Gandalf-AR-I

Gandalf-AR-II

Gandalf-AR-III

Gandalf-AR-IV

Las cañas de Anibal

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1,2,3 marutakes!

Días de vacaciones, marutakes en mano y wader puesto… Así comencé salida tras salida, durante 12 días corridos exigiendo las marutakes!

Como ya había adelantado en alguna otra entrada, la idea es pescar sólo con marutakes hechas por mí, creo que es la forma más eficaz de encontrar defectos y accionar para mejorarlos.

Lo primero que puedo contar, es que realmente se comportan de maravilla y que la acción y por ende, la sensación de pesca que tienen éstas varitas, es realmente muy buena y distintiva. Tuve la suerte de pescar bastante y en distintos ambientes y condiciones, con un par de factores comunes, mucho viento y mucha agua. Utilice los dos equipos, la marutake I en #3 y la II en #4, ambas con líneas de flote y pescando con ninfas y secas (prácticamente no utilizo streamers, pero sólo por una cuestión de gustos, si bien a comienzos de temporada sería lo ideal en varios casos)

Algunos detalles que noté para mejorar fueron los siguientes:

1) empuñaduras: ajustar más la ergonometria, y cuidar el balance entre la vara y el reel. En algunas salidas noté algún cansancio en la mano.

2) ambas varas tienen un largo en el orden de los 7 pies, una vara un poco más larga hubiera venido bien en ciertas circunstancias. Ésto me “obliga” a tener más cañas 😁 con distintos largos.

3) los empalmes Bamboo/fibra de vidrio, no me convencen del todo, prefiero empalmes con casquillos de Bamboo, mis marutakes tienen c/u un empalme de cada tipo y el de 100% Bamboo rindió mejor, además de que estéticamente le otorga, para mí gusto, características distintivas con respecto a una caña de fibra/carbono. De hecho uno de las espigas de fibra se “ablando” y tuve que cambiarla.

4) los pasahilos de spinning producen más rozamiento que los clásicos de fly. Utilice en una de las punteras un pasahilos de spinning y es notorio el menor rendimiento a la hora de castearla.

5) terminar el empatillado de los pasahilos con algún otro tipo de laca o barniz, ya que utilice una laca artística al agua y en los empalmes se craquela un poco. Para laquear la caña funciona perfecto, aportando una hermosa terminación.

6) seguir mejorando en el enderezado de los tramos. Acá se nota aún más, el poco camino recorrido.

Dicho todo ésto, está clara la falta de experiencia que tengo en la fabricación de las marutakes, por ende aclaro que todo lo expresado obedece 100% a mí trabajo y no a las “tacuaritas”.

Así y todo la pesca con estas varas es hermosa, y para condicionarlas más aún, no tuve ningún reparo a la hora de dejarlas dentro del agua mientras fotografiaba algunas truchitas, en tirar de la caña con algún enganché en un árbol, rosa mosqueta, etc. El Casteo contra el viento fue constante y tampoco reparé en hacerlo delicadamente, por el contrario, fue casi siempre exagerado, y ante el pinchado de algunas truchas de cierto porte, también exigí en la pelea, y debo admitir que estoy gratamente sorprendido, ya que en alguna que otra ocasión, las marutakes se quejaron, pero no cedieron ni un poco. Realmente les veo un futuro prometedor, y voy a seguir trabajando en mejorarlas y en aprender más sobre éstas hermosas varitas.

Quiero destacar las sensaciones que produjeron las marutakes a otros pescadores. A lo largo de las salidas me crucé con varias personas, a las cuales inmediatamente les llamaba la atención la caña con la que yo pescaba, frases como.. “perdón que te moleste, con que estás pescando?”, “Me mataste, qué hermosura esa cañita”, “uuuuy que lindo se siente ésta cañita”, “te felicito que linda caña”, “mirá, tiras 20 metros tranquilo”, “no me hubiera imaginado, yo conozco el Split bambú, pero esto realmente no lo conocía”, ” y como se te ocurrió hacer esto?”, “Aaaa no pesa nada!” Y largas charlas al respecto. Cuando pregunté que opinaban estos pescadores dotados de todo el equipamiento y con equipos bastantes costosos, sobre lo que veían y sentían con una marutake en la mano, no sabían expresar exactamente qué era, pero todos coincidieron en que había algo que les gustaba. Según deduzco (quizás equivocadamente) es que rememora ese inicio en la pesca que tuvimos casi todos siendo chicos y que nos divertíamos con una simple tacuarita, un pedacito de hilo y una boyita. Además de la estética inusual que brinda una caña casi al natural, y la acción suave y delicada que muestra al castearla, presentar las moscas y al pelear un pez. Casi todos los mosqueros aprendemos desde el inicio que para pescar con mosca necesitamos ciertos equipos específicos, de determinadas marcas, etc. Y creo que esto finalmente genera una sorpresa especial al ver un tipo que se divierte tanto o más que ellos con una simple “tacuarita” en la mano.

Un párrafo aparte merece una pequeña historia… Un día decidí ir a pescar a un río que está a unos 60kms de casa, luego de transitar la ruta 40 llegué al lugar, me vestí, preparé la caña, línea, mosca y entre al río, en el segundo cast, pincho una hermosa trucha y ante la primer embestida, la marutake cedió, obviamente la trucha se fue… Sin perder tiempo ni meditar sobre lo sucedido, volví al vehículo, me cambié, desarme todo y directo a casa. Cuando pude observar con más detalle, noté que una de las espigas de fibra de vidrio se había ablandado ya que el alma de la misma, tenía fibras más flexibles, estimo que para dotar a la varita con características especiales sobre la flexión y torsión. Corriendo contra reloj fui hasta la ferretería a comprar algunos materiales. Quite la espiga rota, volví a preparar el tramo para colocar otra espiga previamente ajustada, poxipol 10 minutos y cable termocontraible… A la hora estaba en otro río pescando truchas. Así sigue hoy en día la marutake AR II que se comporta de forma excelente.

En fin, es el comienzo de un largo camino, pero que hermoso es transitarlo…

Por supuesto, pronto se viene la “Gandalf-AR-III” y como dijo Aníbal (al cual debo agradecer infinitamente todo ésto) “ya me pico el bichito que causa la enfermedad marutake” 😁

Algunas imágenes de esos días:

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