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1,2,3 marutakes!

Días de vacaciones, marutakes en mano y wader puesto… Así comencé salida tras salida, durante 12 días corridos exigiendo las marutakes!

Como ya había adelantado en alguna otra entrada, la idea es pescar sólo con marutakes hechas por mí, creo que es la forma más eficaz de encontrar defectos y accionar para mejorarlos.

Lo primero que puedo contar, es que realmente se comportan de maravilla y que la acción y por ende, la sensación de pesca que tienen éstas varitas, es realmente muy buena y distintiva. Tuve la suerte de pescar bastante y en distintos ambientes y condiciones, con un par de factores comunes, mucho viento y mucha agua. Utilice los dos equipos, la marutake I en #3 y la II en #4, ambas con líneas de flote y pescando con ninfas y secas (prácticamente no utilizo streamers, pero sólo por una cuestión de gustos, si bien a comienzos de temporada sería lo ideal en varios casos)

Algunos detalles que noté para mejorar fueron los siguientes:

1) empuñaduras: ajustar más la ergonometria, y cuidar el balance entre la vara y el reel. En algunas salidas noté algún cansancio en la mano.

2) ambas varas tienen un largo en el orden de los 7 pies, una vara un poco más larga hubiera venido bien en ciertas circunstancias. Ésto me “obliga” a tener más cañas 😁 con distintos largos.

3) los empalmes Bamboo/fibra de vidrio, no me convencen del todo, prefiero empalmes con casquillos de Bamboo, mis marutakes tienen c/u un empalme de cada tipo y el de 100% Bamboo rindió mejor, además de que estéticamente le otorga, para mí gusto, características distintivas con respecto a una caña de fibra/carbono. De hecho uno de las espigas de fibra se “ablando” y tuve que cambiarla.

4) los pasahilos de spinning producen más rozamiento que los clásicos de fly. Utilice en una de las punteras un pasahilos de spinning y es notorio el menor rendimiento a la hora de castearla.

5) terminar el empatillado de los pasahilos con algún otro tipo de laca o barniz, ya que utilice una laca artística al agua y en los empalmes se craquela un poco. Para laquear la caña funciona perfecto, aportando una hermosa terminación.

6) seguir mejorando en el enderezado de los tramos. Acá se nota aún más, el poco camino recorrido.

Dicho todo ésto, está clara la falta de experiencia que tengo en la fabricación de las marutakes, por ende aclaro que todo lo expresado obedece 100% a mí trabajo y no a las “tacuaritas”.

Así y todo la pesca con estas varas es hermosa, y para condicionarlas más aún, no tuve ningún reparo a la hora de dejarlas dentro del agua mientras fotografiaba algunas truchitas, en tirar de la caña con algún enganché en un árbol, rosa mosqueta, etc. El Casteo contra el viento fue constante y tampoco reparé en hacerlo delicadamente, por el contrario, fue casi siempre exagerado, y ante el pinchado de algunas truchas de cierto porte, también exigí en la pelea, y debo admitir que estoy gratamente sorprendido, ya que en alguna que otra ocasión, las marutakes se quejaron, pero no cedieron ni un poco. Realmente les veo un futuro prometedor, y voy a seguir trabajando en mejorarlas y en aprender más sobre éstas hermosas varitas.

Quiero destacar las sensaciones que produjeron las marutakes a otros pescadores. A lo largo de las salidas me crucé con varias personas, a las cuales inmediatamente les llamaba la atención la caña con la que yo pescaba, frases como.. “perdón que te moleste, con que estás pescando?”, “Me mataste, qué hermosura esa cañita”, “uuuuy que lindo se siente ésta cañita”, “te felicito que linda caña”, “mirá, tiras 20 metros tranquilo”, “no me hubiera imaginado, yo conozco el Split bambú, pero esto realmente no lo conocía”, ” y como se te ocurrió hacer esto?”, “Aaaa no pesa nada!” Y largas charlas al respecto. Cuando pregunté que opinaban estos pescadores dotados de todo el equipamiento y con equipos bastantes costosos, sobre lo que veían y sentían con una marutake en la mano, no sabían expresar exactamente qué era, pero todos coincidieron en que había algo que les gustaba. Según deduzco (quizás equivocadamente) es que rememora ese inicio en la pesca que tuvimos casi todos siendo chicos y que nos divertíamos con una simple tacuarita, un pedacito de hilo y una boyita. Además de la estética inusual que brinda una caña casi al natural, y la acción suave y delicada que muestra al castearla, presentar las moscas y al pelear un pez. Casi todos los mosqueros aprendemos desde el inicio que para pescar con mosca necesitamos ciertos equipos específicos, de determinadas marcas, etc. Y creo que esto finalmente genera una sorpresa especial al ver un tipo que se divierte tanto o más que ellos con una simple “tacuarita” en la mano.

Un párrafo aparte merece una pequeña historia… Un día decidí ir a pescar a un río que está a unos 60kms de casa, luego de transitar la ruta 40 llegué al lugar, me vestí, preparé la caña, línea, mosca y entre al río, en el segundo cast, pincho una hermosa trucha y ante la primer embestida, la marutake cedió, obviamente la trucha se fue… Sin perder tiempo ni meditar sobre lo sucedido, volví al vehículo, me cambié, desarme todo y directo a casa. Cuando pude observar con más detalle, noté que una de las espigas de fibra de vidrio se había ablandado ya que el alma de la misma, tenía fibras más flexibles, estimo que para dotar a la varita con características especiales sobre la flexión y torsión. Corriendo contra reloj fui hasta la ferretería a comprar algunos materiales. Quite la espiga rota, volví a preparar el tramo para colocar otra espiga previamente ajustada, poxipol 10 minutos y cable termocontraible… A la hora estaba en otro río pescando truchas. Así sigue hoy en día la marutake AR II que se comporta de forma excelente.

En fin, es el comienzo de un largo camino, pero que hermoso es transitarlo…

Por supuesto, pronto se viene la “Gandalf-AR-III” y como dijo Aníbal (al cual debo agradecer infinitamente todo ésto) “ya me pico el bichito que causa la enfermedad marutake” 😁

Algunas imágenes de esos días:

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A un mes …

Hoy 1 de Octubre de 2018, estamos a sólo un mes del comienzo de temporada de pesca 2018/2019 en Patagonia, a partir de ahora se comienzan a contar los días, poniendo todo el equipamiento a punto, y en mi caso, concentrado en terminar la Gandalf-AR-II, otra marutake que si todo sale como lo planeado, será una vara con un poco más de potencia que la AR-I.

La cuenta regresiva ya está en marcha, este es el mes, que creo yo, esperamos todos los pescadores con mosca de Patagonia. Cada uno imagina donde va a abrir la temporada, con quien irá, que moscas va a llevar, y un largo etc. etc. Por lo pronto, mi interés principal en ésta etapa, es terminar la “tacuarita” ya que quiero pescar (dentro de lo posible) con las marutake durante toda la temporada. La idea es probarlas en la cancha, ver como se comportan y tomar nota de todas los ajustes que se tienen que hacer, para ir mejorandolas y llevarlas al más alto nivel posible.

En éste camino, me es muy grato reconocer que muchísima gente me a aportado información y críticas constructivas sobre el proceso, materiales y detalles en general, nadie fue mezquino a la hora de brindar su experiencia y conocimiento, eso me sorprendió bastante para estos días, dónde la gente esta más enfrascada en sus problemas cotidianos que en otra cosa. A mi humilde entender el mundo de la pesca y más precisamente de la pesca con mosca (en todas sus modalidades), conserva aún, un puñado de personajes extremadamente generosos y entusiastas que aman este deporte y todo lo que conlleva practicarlo y/o trabajar en el equipamiento. La pasión es la energía que los mueve y el hecho de querer compartirla con otros apasionados, enciende aún más, la llama sagrada que llevan dentro.

Este fin de semana fui con mi amigo Facundo (un apasionado como pocos) a probar la “tacuarita”, el es un tipo con mucha experiencia y conocimiento, que ha pescado en muchos entornos distintos y con cañas de todo tipo, pero que nunca había tenido la oportunidad de probar una marutake. Muy grata fue la sorpresa cuando noté que luego de perderle el miedo inicial, se divirtió como un chico jugando con la cañita bajo la nieve. Pasamos una tarde hermosa casteando con equipos de primera linea y potencia, alternandolas con la marutake #3. De paso aproveché y tome sus tips de lanzamiento y mejore un poco mi técnica, que bastante rústica es por cierto…

La sensación final que nos quedó, es que la cañita aguanta el trabajo duro y a su vez conserva esa magia que tiene una vara que salió de una caña natural, sobre la cual no se hizo ningún tipo de maquinado. Luego de varias horas de casteo Facundo concluyó que las marutake pueden tener un futuro muy positivo dentro del mundo de la pesca con mosca, y quedó encantado de como una caña de bambú sin maquinar puede volar una linea de fly sin ningún tipo de problemas… A mi particularmente y luego de comparar las distintas cañas, me quedó la sensación de que castear con la marutake es como castear casi sin caña, las sensaciones son extremadamente sutiles … y ni que hablar del hecho de poder pescar con una caña hecha por uno mismo, no veo la hora de mojar moscas con las “Gandalf” … ya falta menos!

Dos chicos jugando… Lo dejé en crudo porque me parece que refleja mucho mejor el espíritu de lo vivido es tarde. Muchas gracias Facu!

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