Lugares de Pesca/planificar
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Pasame las coordenadas…

Cada vez que un pescador postea una foto y/o vídeo de un río, un lago, o una trucha (hablo de las truchas porque es lo que voy conociendo, pero calculo que aplica a cualquier pez) los primeros comentarios que aparecen son del estilo:

Que río es? Como se llama ese lugar? Donde queda ese lugar? Que mosca usaste? y un largo cuestionario al respecto. Lo que muchos piden es exactamente las coordenadas de donde pueden ir a pescar esa misma trucha.

Cuando llegué a Patagonia y más precisamente a San Martín de los Andes, realmente no tenía idea de donde se podía pescar, de hecho el primer lugar al que pensaba ir a pescar, es totalmente prohibido…

Yo también comencé con las clásicas preguntas “dónde puedo pescar ?” pero no para que me indiquen el m3 de agua exacta donde las truchas están esperando a que yo mojase las moscas, sino más bien, saber dónde estaban los lugares habilitados y a los cuales se podría acceder por ser públicos y no tener problemas al respecto.

Para mí, la pesca con mosca y/o la pesca en gral. consiste en otra cosa, es conectar con la naturaleza, es buscar y encontrar nuevos sitios con menos presión de pesca, llegar al lugar y tratar de identificar los peces y que están comiendo para luego seleccionar la mosca correcta, es planificar e investigar, estudiar los distintos aspectos, es un conjunto de cosas que la hacen entretenida y desafiante. Imaginemos que nos dan el lugar exacto donde pescar, que mosca utilizar y de que manera pescar un determinado pez… cual es la gracia ?

Después de todo, pescar y más precisamente, pescar con mosca, practicando la pesca y devolución, es una actividad que nos retrotrae a las antiguas actividades humanas, resaltando nuestro espíritu de supervivencia, instintos primitivos de depredador. Si bien hoy en día, podemos obviar una buena parte de esto último, en mí humilde opinión, creo que es suficiente con que nos indiquen en que lugares podemos acceder sin tener problemas con propiedades privadas y sitios de acceso prohibido, el resto debería correr por nuestra cuenta.

Resumiendo, no creo que esté mal preguntar, obviamente así también se aprende, pero dejemos espacio para descubrir y sorprendernos…

Nada más hermoso que encontrar un nuevo arroyo, como diría un amigo “los sin nombre” e intentar capturar allí algún pez, con moscas atadas por nosotros y alejados de los lugares habituales. De hecho una de las actividades que realizo en invierno (época de veda en Patagonia Norte) es buscar lugares y planificar salidas para la próxima temporada. Hoy día la tecnología está de nuestro lado y facilita mucho esta tarea. Suelo buscar el lugar utilizando algún mapa digital, luego trato de ir a ese sitio y ver dónde podría acceder, como dejar el vehículo, etc. de paso ya voy palpitando la pesca que allí podría realizar y como si se tratara de un sueño, ya pesco de alguna manera.

Clasico rio patagonico

Clásico río patagónico

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Copo está?

Al poco tiempo que comencé a pescar con moscas, necesite un copo. Digo “necesite”, porque me era realmente difícil manipular una trucha con mis manos, sin provocarle daños, o la tenía que levantar colgando del anzuelo, o la apretaba demasiado, o la sacaba fuera del agua, definitivamente el copo me ayudó a mejorar en esas cuestiones, que por cierto, no son un tema menor. Lo que me llama la atención, es que cuando veo videos de otros países, casi todos los pescadores, inclusive gente muy experimentada, utiliza copo o sacadera (como prefieran) en cambio acá es resistido, es un sinónimo de novato, de falto de experiencia, o pareciera no ser cool o si sabes, no usas copo, no sé, pero algo hay con el tema.

No sé realmente cuál es el motivo para no llevar copo, pero a mí gusta usarlo, de hecho tengo un par de copos y siempre que salgo a pescar lo llevo, a excepción de cuando pesco en lugares extremadamente pequeños, ya que en esos casos entorpece más de lo que ayuda y hasta puede lastimar las truchitas (doy fe de esto, porque sencillamente lo probé)

El primer copo que compré es de madera y red de hilo tejida a mano, es realmente un hermoso copo artesanal, pero a la hora de usarlo con las truchas (es lo que pesco por ahora) note que podía lastimarlas, ya que es una malla muy grande y los nudos suelen raspar a las truchitas. Por éste motivo, decidí comprar otro copo más liviano, en este caso es de aluminio, y con una malla muchísimo más chica y sintética, ya los hay de cilicona que son mucho mejores, ya iré por uno de esos…

La cuestión es que siempre lo uso a pesar de alguna que otra cargada que tengo que soportar, como cosas del estilo “el que lleva copo, pesca poco!” inocentes comentarios de pescadores más experimentados, que por cierto, no usan copo! A más de uno lo he visto luchar con una trucha en la orilla, golpeando el pobre animalito contra las piedras o sacarlos fuera del agua y arrastrarlos por la tierra por no usar el dichoso copo. En fin…

Reconozco que no es demasiado cómodo andar caminando todo un día entre pastizales y arbustos con el copo colgando en la espalda. De hecho suele ser bastante incómodo y se suele enganchar en cuanta ramita haya, lo cual lo vuelve bastante tedioso, de hecho por este motivo y a pesar de contar con el artilugio magnético y correa de seguridad, lo he perdido ya varias veces, finalmente en todos los casos lo he vuelto a encontrar, así que ya se volvió parte de mí equipo en forma indiscutible.

En la primer oportunidad que lo perdí fue en el río Malleo, río que me encanta y suelo frecuentar todas las veces que puedo, de hecho ahora que hago memoria, las tres veces que lo perdí fue en el Malleo, por ende ya sé cual es el problema, no es el copo, es el Malleo 🙂 chistes aparte!!!

La primera vez caminaba por la orilla del Malleo abajo, dentro de la comunidad, y en un momento que pincho una truchita arcoiris, “copo está?” …no está! Volviendo pasos atrás luego de liberar la peque, lo encuentro colgado en un arbusto, a unos pocos pasos de donde me encontraba.

En la segunda oportunidad, había ingresado a una islita que se formaba con la bajante de verano y luego de caminar por más de una hora, misma situación, truchita clavada, manotazo en la espalda y nuevamente “copo está ?” …no está! Esta vez fue un poco más complicado, ya que dentro de la islita no había senderos, por lo tanto recorrer el mismo camino era imposible, así que no me quedo más remedio que recorrer casi toda la isla, hasta que al final, apareció el copo colgado de una retama, como descansando al sol.

Tercera vez (será la vencida?), se repite la historia (si ya sé, a esta altura están pensando lo mismo que yo, pero que bol…) obviamente historia repetida, truchita prendida en la mosca, manotazo en la espalda para tomar el copo y… “copo está?” …nuevamente no está! En ésta ocasión, la trucha era más importante que las otras veces, una arcoiris enérgica y vigorosa de esas que se pueden encontrar en Malleo, que no me la hizo fácil, pero finalmente post recuperación de rigor, volvió a su libertad sin problemas. El detalle que diferenciaba este caso de los anteriores, es que llevaba caminando unas 4 horas, había caminado varios kilómetros, y no era verano, por lo tanto, llevaba waders, campera, mochila, etc. nada cómodo como para volver por el mismo camino, pero me resistía a perder mi copo. Así que una vez más retomé el camino de regreso intentando pasar por cuanto lugar recordaba haber pasado, nada fácil, ya que había caminado mucho, pero mucho de verdad, finalmente llegué después de unas horas, a donde se encontraba mi camioneta, sin suerte alguna. Decepcionado por no haberlo podido encontrar, decidí, descansar un poco y almorzar, luego vería que haría. Después de comer y descansar una hora aproximadamente, decidí que no abandonaría a mi querido copo en aquel lugar, así que guarde todo, mochila en la espalda y a caminar nuevamente hasta el último lugar que había estado, ésta vez no me llevo tanto tiempo, porque no iba pescando, sólo iba en búsqueda de mí copo. Llegue nuevamente a donde había liberado esa última trucha, luego de una hora y media de caminata más o menos, y nada. Cuando ya me estaba resignando, algo en mi interior me decía que no podía ser, no había nadie ese día, el copo debería estar en algún lado, así que volví nuevamente hasta el último lugar recorrido y me senté a la orilla del río a mirar con detalle. Y cuando agudice la mirada, ahí lo ví, mi castigado copo estaba descansando, colgado en una retama a unos dos metros de donde lo había querido manotear para sacar la truchita, siempre estuvo ahí a mis espaldas y yo no lo ví.

Sin copo

Sin copo

Copo perdido

Copo perdido

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