Experiencias/Historias/Lugares de Pesca/Naturaleza
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Te ví… la trucha del árbol.



La imágen que me había decidido a mudarme a San Martín de los Andes, era la de un río cristalino y correntoso, con piedras enormes, de aguas color esmeralda… todo un paisaje!



Esta imágen era proyectada en una propagando televisiva que mostraba distintos lugares de nuestro hermoso país… Un día cuando recorría la ruta en auto, me parece ver de refilón, aquellas piedras que hasta ese momento no sabía donde se encontraban. Apenas pude, detuve el auto y baje corriendo a mirar con más detalle lo que me había parecido ver, efectivamente esas eran las piedras. Para mí es un lugar especial, no sé explicar el porqué, simplemente me encanta… pero habría peces allí ? Ese día pasé un largo rato sentado en la orilla contemplando el río, es un lugar que llena de paz el alma, hermoso por donde se lo mire, piedras enormes, aguas claras y rápidas, pozones, árboles hasta las orillas, montañas que descanzan en ese agua, curvas, espumas, todo un contexto ideal, pero sin embargo no pude ver nada que me haga sospechar de la existencia de peces allí… ojos pocos entrenados!!!



No hace mucho, volví al lugar, y esa vez decidí escudriñar un poco más, y observar, ahora sí, con ojos más entrenados y con un poco más de claridad sobre la lectura de aguas, la forma correcta de acercarse al río y todos los detalles que uno debería tener en cuenta, agazapado y camuflado detrás de unas plantas, comencé a agudizar la vista y buscar en las costuras que se forman en las aguas que corren a distinta velocidad, y ahí estaba, en realidad, ahí estaban, porqué efectivamente había peces allí, pero yo me detuve a observar un pez en particular, la trucha del árbol. Ese día pude contar varios de ellos, que muy tranquilamente esperaban en aguas calmas y apenas pasaba comida por su linea de alimentación, se podía apreciar un suave movimiento de sus aletas, para tomar la tan preciada comida y volver a su zona de confort, muy cerca de un árbol caído que le serviría como refugio ante el más mínimo destello de peligro. Ese día te ví y en la próxima temporada pienso ir a visitarte…


La trucha del arbol
La trucha del árbol
Camuflado entre las piedras

Te ví…

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Experiencias/Naturaleza/planificar
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Por qué pesco ? o porque pesco…

En estos tiempos de larga abstinencia de pesca, tratando de pasar los días de la mejor manera posible, y luego de ver una imagen que me llegó, me preguntaba “Por qué nos gusta tanto pescar?” o mejor dicho “Por qué me gusta tanto pescar ?” …

Al mirar la imágen se aclaran muchas cosas, en ésta imágen se ve un pescador mayor de edad pescando a la orilla de lo que podría ser un río y en el reflejo del agua se ve a sí mismo pero como un niño también pecando, y claro eso fue revelador instantáneamente.

Cuando uno trata de explicar la pasión que siente por este deporte a otra persona, muchas veces cuesta encontrar la manera de poder transmitirlo en palabras, y una sencilla imagen llena muy fácilmente toda esa parapanfarria verborragica en las que nos terminamos enredando al momento de comentar sobre nuestra pasión…

Yo tengo claro que pesco, por todo lo que conlleva una salida de pesca, siempre que hablo de esto, expongo el placer que siento desde el mismo momento en que pienso en una salida de pesca o como en este caso, al momento de escribir estas líneas reviviendo en mí mente infinitas salidas de pesca, desde que tengo uso de razón….

La planificación, la preparación del equipo, los lugares en los que pescamos y la acción de pesca y liberación propiamente dichas, inclusive hasta la edición de las fotos o videos que vienen a posteriori de la salida, me dan un inmenso placer…

Escaparse, dejar por un momento el ruido de la vida citadina, alejarse del mundo artificial en el que vivimos, volver a la esencia de lo natural y dejarnos sorprender por cada cosa y lugar que nos rodea como cuando eramos niños y las preocupaciones de los mayores todavía no habían tocado nuestra puerta, donde jugar con un palito es suficiente para despertar nuestra imaginación al máximo, esa caza de dragones y luchas que hacíamos con nuestros amigos, peleando con cardos y nuestras espadas de madera…

Tuve la inmensa suerte de criarme en un ambiente natural, un barrio del conurbano bonaerense, donde el “campito” era nuestro club y donde andar embarrados y con las rodillas peladas era habitual, lavarse las manos para comer ? mmmmmm pocas veces… compartí con mí padre y con mis amigos y sus padres, muchísimas salidas de pesca, en distintos ámbitos, ríos, arroyos, lagunas, mar… lo único que sé, es que siempre pesqué, tal es así, que no recuerdo la primera vez que lo hice, porque creo que nací pescando, toda esa magia es la esencia del porque de la pasión…

Al salir a pescar en Patagonia norte, muchas veces solo o inclusive en la soledad que brinda la pesca con mosca a pesar de que salgamos con amigos, de alguna manera revivo esos tiempos vividos dentro de mí. Los pulmones se llenan de aire fresco, la mente vuela y fantasea, los problemas desaparecen, reviviendo los instintos básicos de depredador, aunque finalmente el amor que siento por éstos bichitos escamosos me lleva a liberarlos sin antes admirarlos y agradecer su entrega, no sé si ellos pensaran lo mismo de mí después de haberlos pinchado y quitado por un instante de su medio natural, pero he aquí una incongruencia con la que convivimos muchas veces sin darnos cuenta los pescadores conservacionistas. Queremos pinchar esos hermosos peces, para luego liberarlos y verlos nuevamente en su ámbito natural… esto si que es difícil de explicar… Y si dije pensando… 😁

Mientras miro el cerro desde mí ventana y sigo escribiendo éstas líneas, fantaseo con las próximas salidas de pesca y me veo reflejado en algún río o arroyo de montaña, como un niño y su vieja mojarrera de tacuara, viendo hundirse su boya de corcho pintada y un dientudito desorientado por un pinchazo que no puede explicarse de donde vino…

Finalmente la pregunta no es “por qué pesco?”, sino la afirmación “porque pesco” es la mejor definición que puedo dar, porque pesco soy feliz, vuelvo a ser aquel niño sin problemas, me conecto con lo esencial, más instintos y menos raciocinio, más libertad y sonidos de la naturaleza, pureza y disfrute en su máxima expresión…

Reflejos del alma

Reflejos del alma – lamentablemente desconozco su autor, pero es realmente una obra de arte!

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