Llegamos temprano, en un dia de primavera un tanto particular para Patagonia, nada de viento, cielo despejado y calor. El cambio climático se hace notar!
Aprovechando éstas condiciones, dije chau al wader y con un simple pantalón de secado rápido y unas zapatillas de goma, me preparé para salir a buscar peces. Armé una marutake (La Toblerone) de bambú yadake, 2 tramos y 7’6″ para línea #4 acompañada con mi viejo reel Orvis Inglés (una delicia) y línea de flote terminada en un líder largo de 2X, para que profundice. El río venía con muchisima agua, así que no convenía meterse al agua. Decidí caminar muy lento, alejado de la costa de manera tal que mi sombra no se proyectara sobre el agua y sin tener atada ninguna mosca hasta no poder observar bien el entorno y decidir finalmente que presentarle a los peces…
Cuando hice apenas unos 10 metros, veo una hermosa trucha marrón crucerear la costa a unos escasos 50 centímetros del pasto, en un agua de no más de 20 centímetros de profundidad. Me arrodillé detrás de una rosa mosqueta y me quedé observándola. A pesar de lo oscura que estaba el agua por tanto sedimento, podía ver como cada tanto, el blanco de su boca delataba que estaba alimentándose. Viendo que se movia en un agua inundada, ate una imitación de lombriz y lastre el líder con pasta de tungsteno. Saque línea, observe que no haya nada detrás mío y lance con suavidad dejando caer la mosca a medio metro de donde estaba la trucha. Apenas tocó el agua, noté por su movimiento que el engaño le llamó la atención. Con todo el tiempo del mundo se fue acercando y una vez más dejó ver el blanco del interior de su boca… Apenas la vi cerrarla, tense. Pude sentir como se estiraba la lombriz y salia despedida hacia mí, no pude clavarla. Todavía sin recuperarme y notando que la trucha no se asustó a pesar de que la lombriz voladora se le había escapado de entre los dientes, volví a lanzar la mosca nuevamente y la trucha una vez más se acercó lentamente, pero esta vez la observó, la rodeó y se fue lentamente a aguas más profundas, la perdí. Todavía me temblaban un poco las manos. Sabiendo que ya no tendría otra chance, me pare y me fui en busca de otros peces. Esta vez la trucha había ganado.
El resto del día tuve que colar agua, no me quedo otra, ya que no pude volver a dar con ningún otro pez a vista. El viento comenzó a estar presente cada vez con más intensidad y a lo largo del día, alguna que otra trucha fue tomando mi pequeño streamer atado con pelo de chivo y ojitos de cadena. Si bien no es la pesca que más me gusta, sirvió para transitar la tarde con algún que otro momento de emoción…
No podía sacarme de la cabeza la trucha marrón que no pude clavar esa mañana, así que antes de volver a casa, decidí pasar por el mismo lugar donde la había visto. Misma estrategia, caminando desde lejos de la costa pero esta vez con el sol de frente, encaré el lugar desde el oeste, de manera tal de que mi sombra no me delatara. Me acerqué al agua de rodillas, ya que de ésta otra posición, la rosa mosqueta no me servía de escondite y escudriñando el agua pude ver la trucha nuevamente. Ahora estaba comiendo en la corriente, así que sin dudarlo demasiado, revisé el líder, el nudo de la mosca y luego de asegurarme de que estaba todo en orden, le presenté el streamer delante del “hocico” dándole vida con strips cortos y enérgicos. Apenas lo vió moverse, se lanzó a la caza con un fugaz ataque… Ahora sí clave!!! Después de dar una muy buena pelea con saltos acrobáticos incluídos, donde logró llevarse varios metros de línea haciendo cantar al viejo Orvis, llegó al copo, FELICIDAD!
Luego de quitarle la mosca y dejarla recuperar, le sacamos unas fotos estando en el agua (lo recomiendo firmemente) y la dejamos ir. Resultó ser una muy plateada trucha marrón, que imagino estaría volviendo al lago luego del desove.
Si bien no terminó siendo el primer pescado de la temporada, lo tomo como tal, porque esta trucha si la pude ver, armar una estrategia y finalmente capturarla… El resto se pincharon solas, y eso para mi no es pescar!
Por favor, si no lo vas a comer, siempre devolver el pescado de la mejor manera posible…A mi también me encanta sacar fotos de los sitios y los peces, pero no los hagamos sufrir más de la cuenta. NO olvidemos que ya demasiado abusamos trayéndolos a tirones enganchados de la boca con un alambre puntiagudo! Cuidemos el recurso.
Buena temporada para todos!