Después de una temporada de muy buena pesca en Patagonia, y de unas interesantísimas y hermosas salidas en Buenos Aires, y debido al parate obligatorio por la veda en el sur, vinieron los tiempos de análisis sobre las experiencias vividas… Que había cambiado en estos últimos meses para que el resultado haya mejorado notablemente comparándolo con la temporada anterior? Luego de repasar cada salida y cada pescado capturado, llegaba siempre a la misma conclusión: cada pez fue conectado por mí y no al revés, pero que quiere decir esto?
En mí primer temporada, llegaba al río, arroyo o lago, y simplemente lanzaba la mosca que me parecía correcta en el lugar que suponía debía haber peces… Si bien pesqué bastante, nunca lograba capturar peces de buen tamaño, sin embargo allí estaban, ya que otros pescadores si pescaban pescados para “dos manos” como a mí me gusta llamarlos. Fue entonces que dedique tiempo a identificar el porque de mí poco rendimiento al momento de capturar buenos peces y finalmente encontré una explicación: la falta de experiencia y la ansiedad que tenía, me llevaban sistemáticamente a cometer los mismos errores, no es que la pasara mal ni mucho menos, pero sentía cierta frustración por no poder lograr pinchar y llevar al copo peces de mejor porte. Nunca podía ver peces grandes, cuando lograba pinchar alguno (fueron muy pocos y de casualidad), me era imposible llevarlos hasta el copo, o cortaba en algún nudo de viento o nudos mal hechos, o simplemente se soltaban antes de que pueda capturarlos.
Fue entonces que decidí que la pesca la iba a encarar de otra manera, y no seguiría haciendo lo mismo que había hecho tantos años pescando con otros estilos. La pesca con mosca debía ser otra cosa, esto no debía tratarse de tirar y esperar, y en todo caso atribuir mis errores a factores externos. Debía relajar y disfrutar, pero no por ello, no pescar!
Lo primero que practique a lo largo de la primavera, fue a encontrar peces, poder verlos. Pero peces de buen tamaño, no los juveniles inexpertos y descuidados, sino viejas y astutas truchas con experiencia. De entrada no fue fácil, pero una vez que lo logré, comenzó a ser cada vez más simple y llegué al punto de poder encontrar y ver muchos peces en una misma salida. Esto me ayudó mucho a comprender su comportamiento y costumbres. Además el poder lograrlo, trae aparejado otro detalle fundamental, el acercamiento al agua, la cautela, el camuflaje, la paciencia, el verdadero modo garza en ON que tanto me gusta. Cuando se observa el sigilo con el que un ave de éstas acecha a sus presas, se comprenden muchas cosas. Este bicho no anda simplemente a los picotazos en el agua, para en una de esas, tener suerte y morder algún pescado, más bien observa, se mueve con lentitud pero firme, busca sabiendo dónde, y finalmente y luego de calcular muy bien sus posibilidades, da la estocada final y muy pocas veces falla.
Paralelamente a esto, comencé a practicar lanzamiento, no tanto en distancia, sino en precisión. Donde pesco habitualmente con lances entre 5 y 12 metros suelen ser más que suficientes.
En la primer temporada ate cientos de moscas, decenas de patrones, eso me ayudó a lograr cierta habilidad en el atado, pero a su vez me complicaba al momento de elegir con cual pescar, así que elegí un único patrón y lo perfeccione al máximo. Lo ate con distintos anzuelos y materiales. Se podría decir que cree mi propio patrón, tomando como base patrones existentes. Para poder decidir como atarlas, también dedique tiempo a examinar las piedras y alrededores de los ríos, para ver en detalle el aspecto general de los insectos con los que se alimentan las truchas.
Finalmente estudié la manera en que las truchas más adultas se comportaban a la hora de comer y protegerse. Si bien son animales predadores, tienen muy en claro que también son predados, así que su comportamiento está seriamente afectado por ambas características, saben que deben acechar insectos u otros bichos y/o peces, pero no por eso van a descuidarse ante un posible predador que a su vez, las esté acechando a ellas.
Tuve que dedicar algún tiempo a mejorar y perfeccionar los nudos, no es un tema menor. Habia sufrido en más de una oportunidad los clásicos cortes por nudos mal hechos, los podía mejorar mucho y eso hice.
Ya por último con todo esto aprendido y sumado al hecho de fabricar mis propias cañas, me relajé y dejé que la pesca con mosca sea un hermoso pasatiempo y un momento de relax único. Un momento de conexión con el entorno, y por ende conmigo mismo y obviamente, con los peces. Este combo me permitió disfrutar más, relajarme más y conectar más con peces adultos. Cada salida se hizo especial, distinta, haya ido solo, acompañado, en grupo, de a dos, en el río, en un arroyo, en un lago o laguna, la experiencia fue siempre la misma, planificar con ilusión, disfrutar desde el viaje mismo, buscar peces e intentar pescarlos, disfrutar de su liberación, admirar y cuidar el medio ambiente, fotografiar y filmar esos momentos especiales y meditar luego de cada buena captura, permitiéndome tener ese momento de satisfacción al saber que las cosas se habían hecho bien.
Buenos Aires es ahora mí desafío, amo esos paisajes y entornos, comprender más a sus peces y aguas, desde el punto de vista de un pescador con mosca, es el camino que estoy recorriendo actualmente.
Modo garza en ON
No todo es pescar…
…Pero que lindo es!!!