Como siempre acostumbro durante la temporada, cuando termino de trabajar a última hora de la tarde, salgo a pescar, la excusa perfecta para distenderme y olvidarme por un rato de java, postgresql y tantas cuestiones tecnológicas, un cable a tierra…

Por una cuestión de tiempos y cercanía, elijo los arroyos pequeños que tengo a no más de media hora de casa, los arroyos de montaña son lugares que me encantan, no solo por sus truchitas de arroyo, sino también por el paisaje que los rodea, generalmente tranquilos y con poca presión de pesca, ya que no mucha gente los elije, por suerte para mí…

Suelo ir a 3 o 4 lugares que ya tengo bien estudiados y casi siempre me brindan una buena diversión y entretenimiento, justo lo que voy a buscar. En uno de estos lugares en particular, existía una figurita difícil, siempre veía detrás de un sector muy chico (un pozoncito formado por un tronco caído que quedo atrapado entre piedras) subir una truchita a comer, y cuando le presentaba mis moscas, subía repentinamente y a último momento, oooooooooooooooooooosooooooooo… esquivaba mi mosca y volvía a su lugar de protección debajo de toda esa maraña de ramas y piedras. Cada vez que iba a ese lugar probaba un rato con la escurridiza truchita y nada, siempre la situación se repetía una y otra vez, salía a toda velocidad a tomar mi mosca, pero en el último centimetro, esquivaba sin más y volvía al fondo de ese pocito…

Esta semana volví a ir al mismo lugar y como era más que obvio, decidí intentar una vez más, esta vez ate otra mosca, una adams parachute en anzuelo #18, apenas mojé la mosca salió desde el fondo a toda máquina (hasta acá nada distinto) pero ésta vez para mi sorpresa, mordió… mordió y como! Tomó la mosca y comenzó el festín, salto tras salto, noté que no se trataba de una fontinalis, sino que era una pequeña arcoíris, después de un rato de lucha entre los palos del fondo, logré sacarla, era una hermosa truchita, la más esquiva de ese lugar, finalmente había cedido..

La insistencia obtuvo sus frutos, ya era la segunda temporada que iba tras ésta truchita esquiva, y finalmente cedió. Está más que claro que un patrón de mosca puede hacer la diferencia, luego seguí pescando con la misma mosca y tuve muchas capturas, resultó ser un patrón que en este pequeño arroyo, funciona muy, pero muy bien con todas las truchitas…

Luego de quitar el anzuelo, la deje recuperar y la devolví a su lugar, todavía tenía fuerzas para seguir luchando, espero que nos volvamos a cruzar en otra oportunidad, hermosa truchita de arroyo.

La hermosa truchita a punto de irse nuevamente a su lugar…


La mosquita que pudo mas…