El viejo gruñón…
El día que lo vi, sabia que no lo iba a dejar oxidar junto a cucharones y trastos viejos; se merecía otra oportunidad…
Fue así que hace unos meses comencé la restauración con el objetivo de que ese viejo reel vuelva al rio en busca de peces. Al cabo de unas semanas de trabajo quedo listo para salir a jugar con alguna marutake.
Hoy fue el día elegido, presiento que ambos lo sabíamos, porque lo noté de animo, si si, así como lo escribo, hoy amaneció mucho más contento con el backing y linea de flote #4 relucientes.
Salimos temprano con un amigo, rumbo al río Chimehuin, en Junín de los Andes, Patagonia Argentina. Nos tocó un hermoso día soleado, algo fresco y ventoso, nada especial para esta época en estos lugares. Como era de esperar el río bajaba con muchísima agua, un caudal que dificultaba el vadeo y por supuesto ponía la vara más alta al momento de pescar. Pero acá estábamos los tres preparados, la marutake, el viejo gruñón y yo, listos para encontrar y engañar alguna linda truchita.
Luego de preparar todo y caminar bastante buscando algún pez o al menos algún indicio, me topé con una estructura prometedora, una zona del río inundada, donde el agua disminuía su velocidad con un árbol y una piedra que presentaban un refugio perfecto para que alguna trucha experimentada estuviera esperando su comida, ya que justo la junta de aguas llevaba alimento para ese lugar. Probaría suerte con una pequeña ninfa ya que mirando debajo de las piedras y pude ver una enorme cantidad de ninfas de mayflies. La imitación derivaría justo en esa costura y si todo salía como lo esperaba, alguna trucha no se resistiría y pisaría el palito…
Me puse en posición, el lance salió perfecto, la ninfa entró en el agua y la deriva parecía controlada, apenas pasó frente al sauce, una hermosa arcoiris la tomó, inmediatamente el viejo gruñón comenzó a chillar como me lo imaginaba, ya que la colorida trucha dió una buena pelea que duró varios minutos y este viejo mañoso enfrentó a puro grito, hasta que logró llevarla hasta el copo. Ambos nos sentimos muy felices.
El resto del día transcurrió con muchas y hermosas capturas, pero ésta arcoiris fue la que coronó la salida con la larga y fuerte batalla, que el gruñón reclamo para sí… y lo bien que hizo. Ya está donde quiere estar, en el rio!