Historias/Lugares de Pesca
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Nuevamente en casa…

Pasaron unos larguísimos 20 días en los que por cuestiones laborales, tuve que alejarme de casa. Como era de esperar, cada noche antes de dormirme, pensaba en mis queridos arroyos de montaña, lugares que se encuentran a escasos minutos de casa y que visito asiduamente al terminar cada jornada laboral, en donde suelo pescar truchitas fontinalis y alguna que otra truchita arcoiris o marrón.

Finalmente el tiempo pasó y me encuentro nuevamente en casa, obviamente, el primer día, apenas terminé de trabajar, tome mi equipo #3, unas mosquitas y salí a probar suerte, lo primero que noté es que el nivel de agua bajo muchísimo (como era de esperar) por lo tanto, las truchitas están muy esquivas, ya que apenas nos acercamos a la orilla del agua, nos ven y salen “disparadas” a protegerse en la primer piedra o tronco hundido que encuentran, es hora de ponerse más sutil..

Aprovechando el follaje y las grandes piedras que suelen encontrarse en estos arroyos, me cubrí para que no puedan verme, ate una pequeña elk caddis en #18 y espere a ver si alguna truchita salía a comer, luego de unos minutos de calma, noté como comenzaban a cebarse en un pocito que se formaba detrás de un tronco caído que les hacía de escudo para la fuerte correntada que se formaba alli, hay que recordar que estamos hablando de truchitas que normalmente no exceden los 15/20 cm, muchas de ellas son de apenas unos 10 cm, igualmente son muy veloces y fuertes y en un equipo #3 como el que utilizo, las vamos a sentir cuando toman la mosca sin ningún inconveniente, siempre van a dar una fuerte pelea.

Deje que se cebaran algunos minutos mas e hice el primer lance, procure que la mosca cayera unos 50cm aguas arriba, para que derivara lo mas naturalmente y pasase justo por encima de las truchitas que alli esperaban comida, apenas paso la caddis, una hermosa fontinalis, salió despedida del agua por lo menos 20cm y en con un salto espectacular tomo mi mosca, empezo la diversión…

Cuando estas truchitas están cebadas, si le ubicamos la mosca con una buena deriva la van a tomar sin dudar, sobre todo si elegimos esas aguas movidas, para no dar tiempo a que puedan estudiar demasiado nuestra mosca, ya que si esto sucede, les puedo asegurar que se vuelven bastante exquisitas y selectivas, no vamos a pinchar ninguna.

Esta jornada terminó con varias capturas, algunas muy lindas, truchitas de unos 25cm que para estos lugares, son bichitos que nos van a hacer disfrutar muchísimo…

Cuando eramos chicos, junto con unos amigos salíamos a pescar cuantas veces podíamos, allí en donde vivíamos hace casi 40 años atrás, también se podía pescar cerca de casa, pescabamos en pequeñas lagunas, tarariras que muchas veces terminaban como comida para el gato o bien, en una “pecera” improvisada. Creo que de allí viene esa misma ansiedad y emosión que vivo en estas bellas jornadas, quizás algo de aquella infancia sigue presente (por suerte) y hace que para mí ir a buscar a las peques, sea algo único, un lugar donde nada más existe y el tiempo se detiene, un tipo de barba blanca que juega a pescar con aguas que apenas si le llegan a las rodillas, recordando aquellas pescas con amigos de corchos pintados de blanco y barro en los pies…

Aguas bajas:

Aguas bajas

Elk hair caddis:

Elk Caddis

No se pudo resistir:

Fontinalis

Pintitas:

Pintitas

Otra más que no pudo resistirse:

La Caddis pudo mas

Recuperándose antes de volver a su hábitat:

Oscurita Hermosa

Sorpresa arcoíris peque:

Sorpresa en el arroyo

Otra arcoíris que andaba por allí:

Sorpresa de arroyo

Otra arcoíris más:

Sorpresa en el arroyo

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Historias/Lugares de Pesca/Naturaleza
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Cuando no quieren, no quieren…

Habíamos decidido ir al emblemático río Chimuhuin en Junín de los Andes con un amigo. El día arrancó bien tempranito, una vez habíamos llegado, preparamos equipos y salimos a caminar el río, yo sin waders, de ser posible prefiero no usarlos, así que todo comenzó con bastante frío, pero el sol de a poco hizo lo suyo para que me olvidase del tema, fue una larga mañana en la que apenas hubo algún que otro pique de las truchitas que timidamente comenzaban a activarse…

Decidimos cambiar de lugar y caminar mucho más, alejarnos un poco de los lugares con más presión de pesca, inclusive esos lugares luego se convierten en balnearios, ya que estos días se presentaban con bastante calor… Una vez alejados un par de kilómetros, comenzamos a probar nuevamente nuestra suerte, las truchitas más grandes comenzaban a activarse y hubo algún que otro pique interesante, hasta acá todo era disfrute del paisaje y cada tanto, la adrenalina se activaba con algún pique que nos sorprendía…

Había encontrado un pocito que estaba activo, así que tuve la suerte de pinchar unas truchitas, algunas de las cuales llegaron al copo, las otras ganaron la pulseada.. De repente escucho el silbido de mi amigo que me llama desde un pequeño barranco a unos 200 metros de donde yo estaba, enseguida especule con que había pinchado algo importante, así que salí corriendo hasta donde estaba él, pero para mi sorpresa, lo oigo decir “mira que lo es esto” y me señala un curvon del río, donde ser formaba un remanso que hacía cambiar la corriente, cuando miro en detalle no había menos de 7 u 8 hermosas truchas nadando y que cada tanto subían a comer, nos dividimos el lugar y comenzamos a tirar con todo lo que teníamos, estas truchas eran realmente muy selectivas, no tomaban nada de lo que presentabamos, probamos con streamers, ninfas, secas, húmedas, y nada, con unas clásicas wet pude pinchar un par de arcoíris más chicas, pero no más que eso..

Cambiamos los ángulos de lanzamiento, río arriba, río abajo, de costado con deriva, stripeando, nada…enseguida comentamos lo que en más de una oportunidad habíamos escuchado “si no las ves comer, no pierdas el tiempo, no van a picar…” y quizás sea cierto, después de muchísimos intentos, decidimos ir a almorzar y probar suerte más tarde… Después de volver al vehículo, comer algo y descansar un poco, regresamos al mismo lugar, misma suerte, tirar y tirar, nuevamente probamos con varios patrones y no había manera de poder conectar con ellas, bajé al agua y me acerqué a las truchas a escasos metros, tirándoles arriba de donde nadaban, adelante, atrás de ellas, dejando que la deriva les pase bien cerca, una vez más … nada de nada, definitivamente cuando no quieren, no quieren…

Resignados por haber perdido la batalla, decidimos no molestarlas más y dejarlas vivir en armonía con la naturaleza como corresponde, nos retiramos del lugar y por supuesto hablamos de ellas un largo tiempo… Ya volveremos con un mejor plan!!! Algunas imágenes de aquel día:

Liberando la bella arcoiris:

 

Una de las bellas arcoiris que llego al copo:


Los bellos lupinos patagonicos:

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