La pesca que me gusta
Cuando en Patagonia norte comienza el calor y las aguas de los ríos y arroyos se “estabilizan” luego del deshielo, se puede dejar el wader de lado y pescar más despojado. Ese es precisamente uno de los momentos que más me gusta y disfruto… Procuro elegir días sin viento, lo cual no siempre es fácil por estas latitudes, pero los hay…
Cuando todas estas condiciones coinciden, con un equipo básico y austero se pueden pasar jornadas de pesca increíblemente bellas. Una cajita con un par de moscas secas, una caña #3/#4, en mi caso una marutake de entre 7 y 8 pies de largo, una línea de flote y algunos rollitos de tippets finos, son más que suficientes. Siempre llevo y utilizo copo, así que es parte fundamental de mis salidas, y en este caso, ya no importa la época del año que transcurra. Lo recomiendo fervientemente, aunque muchos no lo usen por resultar “incómodos”, considero que más “incómodo” se debe sentir el pobre pescado manipulado por nosotros, incluso fuera del agua muchas veces. Debo aclarar que he visto a muy buenos pescadores tratar a los pescados con absoluta suavidad sin utilizar red, no es mi caso, y por lo que observo, no es el caso de la gran mayoría. Por eso sin querer pasar de pesado, insisto en el uso del copo.
Esos días en que todo lo que describo parece coincidir, llevo algún tipo de mochila chiquita, con el suficiente espacio para cargar algo para comer, agua y que me permita caminar con relativa libertad, ya que casi siempre dejo el vehículo en algún punto del río, y el resto del dia lo dedico a buscar peces comiendo en superficie.
Procuro que la salida sea tranquila, relajada, sin metas predefinidas, solo caminar, observar, y si todo sale bien, pescar algo. Preferentemente elijo aguas calmas, y hasta casi quietas, son de mi preferencia para practicar esta pesca, ya que los peces tienen mucha más oportunidad de inspeccionar nuestra mosca y por ende, el rechazo es la constante, haciendo que el desafío de engañar el pez, se acreciente proporcionalmente. Por otra parte el hecho de llevar poca cantidad de moscas, resulta aún más a favor de esta condición. La paciencia, perseverancia, constancia y creatividad son cualidades indispensables a la hora de afrontar estas situaciones de pesca, ya que fácilmente podemos caminar todo el dia y volver a casa sin siquiera una sola captura, son las reglas de juego, y es lo que me gusta!
En la mayoría de los casos voy a ríos o arroyos pequeños, lo más alejados posible combinando días y horarios no frecuentes para el turismo que llega en masa por esta zona. Estos días de calor, coinciden con la temporada alta estival, por ende los lugares que hasta hacía solo unas semanas estaban vacíos, se convierten en hervideros de turistas. Son las reglas de juego de vivir en Patagonia Norte. Cómo amanece muy temprano y con un clima más que agradable, prefiero estar a primera hora en el río y a medida que la temperatura sube, dedicarme a descansar y esperar la última hora, o bien volver a casa y dejar en paz a los peces fastidiados. Fácilmente disponemos de entre 6 y 8 horas para disfrutar del derrotero. Alcanza y sobra…
Solo concibo a la pesca con mosca casteando, por ende las técnicas de pesca por tensión o suspensión tan de moda hoy en día, no son de mi agrado, aunque no pongo en duda su efectividad, no son lo que busco a la hora de salir a pescar y disfrutar. De ser absolutamente necesarias en algún momento, puedo llegar a practicar algo que se le asemeje, pero si puedo elegir, definitivamente estarán en la última posición de mis opciones. Nada como una linda mosca seca bien bichosa, volando por los aires y haciendo que un pez suba a superficie a tomarla y ver el estallido del agua o una sutil absorción del engaño… Cada loco con su tema!
En fin… con los primeros fríos del invierno que se acerca, los recuerdos de los cálidos dia de verano se vuelven más presentes y añorados. Son tiempos de reflexión.
Y recuerden siempre volver con sus residuos, aplastar las rebabas de los anzuelos y devolver los peces con el mayor cuidado posible
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