Comienzan los primeros fríos en Patagonia y es lógico que vayamos a pescar con waders. El frío a primera hora se hace sentir!

Como tenía unos días de vacaciones me propuse un sencillo ejercicio/desafío, en el cual a pesar del frío, no llevaría wader… No, no estoy loco, simplemente quería forzarme a ir en contra de la “lógica” y ver los resultados.

En una situación habitual, llegamos al lugar de pesca, nos disfrazamos de astronautas con wader, botas, mochila/bandolera/riñonera y mil chirimbolos más, armamos equipo y sin más, nos metemos al agua a castear como locos. Es lógico, siempre el “mejor” lugar está en la otra orilla y los pescados por supuesto van a tomar nuestras moscas bien lejos. Me he cansado de ver este mismo comportamiento en decenas de pescadores, de hecho, yo mismo caí en esa ingenua tentación en más de una oportunidad, a pesar de saber muy bien que haciendo esto, lo único que logramos es espantar a todos los buenos peces que estaban apenas a centímetros de la orilla que acabamos de pisar.

Ambas costas van a tener peces por igual, salvo contadas excepciones.

Como ya escribí en alguna otra entrada, uno comienza a pescar desde el mismo momento en que planifica la salida de pesca y tanta ansiedad contenida, deriva irremediablemente en ésta torpe situación. El resultado es obvio!

Por esto mismo sabiendo que íbamos a tener unas mañanas bien frías, salí a pescar un par de veces sin waders, por otro lado para aquellos que nunca lo usaron, no se imaginan lo aliviado que se siente. Esto cumpliría con dos premisas bien marcadas, la primera es que pescaria muchísimo más cómodo y despojado, y la segunda y no por ello menos importante, no entraría al agua así nomás, ya que la temperatura cercana a los cero grados, no sería para nada agradable.

Pescar “secos” abre otras puertas a la pesca, nos obliga a ponernos más alertas con detalles más sutiles. Los pescadores más efectivos lo hacen.

Observar con sigilo, marca una notable diferencia.

El primer día que realicé este sencillo ejercicio, me encontré caminando sigilosamente alejado a unos cuantos metros del agua, observando ese primer metro casi siempre ignorado, en el cual más de uno se sorprenderá al encontrar hermosos peces pegados a la orilla, incluso muchas veces con parte del cuerpo fuera del agua literalmente. Les puedo asegurar que la costa más cercana a nosotros, es tan buena como la del otro lado del río.

Pescar esas aguas con sutileza puede dar muy buenas sorpresas, no dejen de hacerlo. Finalmente si avanzado el día la temperatura se eleva, sencillamente podrán mojarse un poco sin problemas, para lo cual recomiendo llevar un pantalón de secado rápido preferentemente (si es desmontable aún mejor) y unas zapatillas o borcegos viejos. Una toalla pequeña o un par de medias de más, también pueden ser una buena opción.

En ambientes pequeños es imperativo, pero haga lo mismo en ríos más grandes.

Los peces están en todos lados donde haya agua, no nos dejemos ganar por la ansiedad y pesquemos todo el río. El mismo concepto rige para cuando utilicemos waders (muchas veces es imprescindible en Patagonia), sigamos la misma táctica, no entremos al agua apenas llegamos, insisto en reafirmar que las aguas bajas de nuestro lado del río, son tan buenas o incluso mejor, porque no, que la orilla de enfrente.

Observar antes de presentar la mosca.

Buena pesca y recuerden llevarse siempre toda la basura y liberar los peces de la mejor manera posible. Si van a fotografiarlos por favor háganlo sobre el agua y tocándolo lo menos posible, en su defecto, con las manos mojadas.