Tendríamos unos 10 años aproximadamente y en el “campito”, así llamábamos el lote baldío que lindaba con la casa de mis padres, teníamos nuestro verdadero parque de diversiones, todo libre, todo gratis y al alcance de la mano, alcanfor, eucalyptus, pino, naranjo, castaño, acacia, cafeto, siempreverde, y muchísimas más variedades de árboles y arbustos nos acompañaban diariamente en nuestras travesuras y aventuras.
La caña hotei o tacuara, como le decíamos nosotros, era otra de las especies que abundaba, con las cuales fabricamos de todo, arcos y flechas, lanza bolitas de cafetos (no se me ocurre otro nombre), lanzas, y por supuesto cuando junto a mi amigo Dario nos picó el bichito de la pesca, cañas de pescar. Por supuesto que las primeras varitas eran las clásicas mojarreras (ya hice otra entrada al respecto) y a medida que fuimos creciendo y teniendo la oportunidad de poder comprar un reel, cañas de spinning. Es precisamente cuando llegó ese momento, estimo que habrá sido allá por los principios/mediados de los 80, se nos presentó el inconveniente del porta reel, inclusive creo recordar que alguna de las primeras cañas compradas de fibra de vidrio, no lo traían.
Así fue, que como no podía ser de otra manera, buscamos un sustituto fácil y funcional para sortear ese pequeño problema, y la solución fue por lejos simple y sumamente efectiva, una cámara vieja de bicicleta, cortada en tiritas hacía las veces de sujeción. Obviamente de entrada nos cuestionamos y preguntamos “será que aguantara?” y si, vaya que aguantó.
En esta cuarentena, ocupo los ratos libres en proyectos de pesca, moscas, marutakes, etc. Buscando en el material que tengo disponible, me di cuenta que podía armar una caña de “mochila” de unos 45 cm. por tramo, de 6 tramos. La idea inicial fue fabricar mi primer caña para línea fija, pero mi amor por los reeles pudo más y decidí finalmente crear una “tenkafly”, una vara con punteras intercambiables, sin portareel y con anillas pequeñas, de manera tal que me permita pescar en las dos modalidades, tenkara o fly tradicional, con solo intercambiar la puntera.
Como no quería incorporarle portareel, como un dejavu, me surgió una vez más la problemática de la sujeción del reel para esta vara, sin modificar su estética minimalista, y ahí es cuando entra en juego la “gomita” de cámara de bicicleta que me parecía tener aún guardada. Estas tiras las obtuve de una cámara de mí primer bicicleta de carrera rodado 28…
Revolviendo bartulos, que después de varias mudanzas en mi vida, imaginarán lo complejo que es encontrar este tipo de cosas, di con mi vieja caja de pesca y en una bolsita de nylon de aquella época, estaba aún y para mi sorpresa en excelente estado de conservación e impregnada en talco, mi vieja tirita de cámara de rueda de bicicleta. Después de unas pruebas, verifique que todavía está perfectamente conservada. Decidí cortarla en dos, ya que los reeles de fly son mucho más chicos que los que esta vieja amiga sujeto por muchos años, incluso pescando en el mar (que buen caucho). Así que nuevamente lista para salir a la cancha cuando todo esto pase, le presente a su nueva amiga marutake y por lo visto no tardaron mucho en hacerse compinches. Ya vendrán nuevas aventuras para contar con esta dupla a la cual le tengo mucha fe!