Tal cual estaba planificado, ocupé el tiempo libre de este invierno en la fabricación de la segunda generación de marutakes.
Finalmente terminaron siendo 5 cañas bien diferentes entre si, pero respetando cierta estética y método constructivo, siguiendo las pautas que resultaron de la experiencia de la primer temporada de pesca con equipos artesanales:
- 2 Tramos
- Empuñaduras de corcho y marlo (choclo)
- Full flex o medium flex
- Refuerzo del butt con hilado artístico (básico)
- Tonalizadas con tintura para cuero
- Anillas 100% artesanales de alpaca dura y resina epoxi
- Potencia #3 y #4
- Caña yatake (a excepción de una de las varas)
- Final de porta reel de nudo coihue
- Terminaciones con barniz marino
Tan solo una vara no respetó la regla del punto 1, ya que quería construir una caña para viaje. En este caso la hice de 6 tramos, pero luego de probarla casteando, noté que el ante último tramo se sobre exigía demasiado, razón por la cual decidí acortarla eliminando la puntera y corriéndolo al 5to. tramo ganando mucho en la sensación de casteo y en la recuperación de la flexión al momento de castear.
Las configuraciones finales quedaron de la siguiente manera:
- “La rubia” #3, 9 pies, color natural
- “La colo” #4, 8 1/2 pies, color bordo/marrón
- “La morocha” #4, 9 pies, color gris/verde militar
- “La de mochila” #3, 7 1/2 pies, color bordo/marrón
- “La peque” #3, 6 1/3 pies, color gris/verde militar (la única construida con caña hotei o tacuara)
Todas las cañas fueron probadas casteando en pasto, lo cual si bien da una idea bastante certera de su sensación de pesca, ya quedó demostrado en mi primer temporada con marutakes, que las cañas se prueban pescando y recién en la “vida real” se puede llegar a las conclusiones más precisas. Por lo tanto ahora a esperar este último mes y ver como se comportan soportando las duras jornadas de pesca patagónica.
Algunas conclusiones básicas después de las pruebas de casteo:
- Los empalmes de casquillo, desequilibran un poco el balance gral. de las cañas, por ende el peso no queda exactamente repartido. Se podría ajustar con reles más pesados, pero no me convence la idea. Las de empalmes macho/hembra son muchísimo más balanceadas.
- A pesar de reforzar el butt con hilado y barniz más cargado, en algunos casos no fue suficiente para encontrar el punto exacto de flexión/potencia.
- Debido a la gran flexión de las marutakes de yatake, es difícil acostumbrarse a los stop’s en el casteo, pero una vez logrado es hermosa la sensación en los lanzamientos y estimo que aportará una gran resistencia en la pelea con peces.
A esta altura se me hace incomodo castear con cañas de grafito, definitivamente elijo el bambú con su acción natural que trabaja como una extensión de nuestro propio cuerpo. Como siempre digo, el largo camino que comenzó gracias a Anibal Reyes (del grupo de Facebook “La caña viajera”), es fascinante y muy entretenido…
Ya llegará la tan ansiada stradivarius de bambú 🙂