Ya estaba terminada la marutake “Gandalf-AR-IV” la que suponía como más fuerte de la serie, sin embargo al momento de probarla con lineas desde el #3 al #6, decidí que la #4 era la que mejor se comportaba, ya que podía cargar la caña sin mayor esfuerzo. Para este tipo de vara siempre elijo el menor numero de linea posible, en la que la caña se cargue como para poder lanzar más allá de los 10 metros con comodidad.
Por fin llega el día del debut y decidí hacerlo en el río Chimehuin, muy cerquita de casa. Como de costumbre y ya me es habitual, repito la rutina de pasar por la estación de servicios, comprar café para aguantar la fresca mañana y seguir viaje, mientras aprecio el hermoso paisaje que me rodea. Es increíble el escenario que tenemos acá en la Patagonia Argentina, literalmente no se sabe a donde mirar, todo es hermoso…
Finalmente y luego de recorrer unos 30 km, llegué al lugar elegido, preparé equipo y salí hacia el río. Como siempre, me acerqué a la orilla y oculto debajo de los sauces esperé a ver si veía alguna actividad en superficie. El día estaba muy frío y era temprano, así que después de un rato sin poder ver demasiado, decidí comenzar a probar suerte con una ninfa (Teeny nymph) una mosca tan simple como efectiva. Me acerqué a la otra costa luego de cruzar medio río, y con el agua por la cintura (helada) hice un lance debajo de los sauces, en esos lugares prometedores en el que uno sueña con dar con “EL” pescado. El tiro sale suave, limpio, la mosca cae donde debía caer y comienza a derivar sin problemas, apenas recorrió unos 50 cm, veo salir el lomo marrón de una trucha, que intenta tomar la mosca, pero no lo hace, no se si se erra el mordisco o decidió no morder a último momento, ya que no podía ver la mosca que derivaba justo debajo de la película de agua. Ahora ya sabia que ahí, había una de las buenas. Como siempre a modo garza en ON, espero un instante y hago un segundo intento, esta vez lanzo un poco más lejos río arriba, para dar tiempo a que la ninfa tome mayor profundidad. Una vez más el lance sale suave y la mosca se deposita donde quería, al limite de los arboles, corrijo linea y dejo derivar, cuando la mosca había recorrido un 1.5m PAFFF, terrible tomada, la hermosa trucha marrón comienza la pelea, por cierto, durísima y extensa. Saltó por lo menos 5 veces, mostrando su cuerpo entero fuera del agua y cayendo como un ladrillazo, nuevamente corrida y salto, así hasta que de a poco se fue cansando. Sinceramente no me animaba a forzar a la marutake recién estrenada, así que de a poco y con paciencia, fui retrocediendo y acercándome a la orilla, mientras la marrón iba cediendo y me permitía acercarla al copo, hasta que finalmente dijo basta y se dejo llevar. Al cabo de unos largos 20 minutos de intensa pelea, terminó en la red deshilachada de mi viejo copo de aluminio. Fue inmensa mi alegría, cuando por fin tuve a la trucha en mis manos, y la marutake seguía intacta. El debut soñado. Saque la cámara y la dejé filmando sobre unas piedras, mientras la trucha se recuperaba en el agua. En un momento volvió a insistir y se me escapó del copo y salió como un torpedo hacia el medio del río, tuve que volver a pelearla y traerla hacia la orilla. Ese es el video que quedo grabado en la cámara y en mis recuerdos. Era hora de dejarla en libertad, le agradecí la entrega y la dejé ir, el día ya estaba hecho. La mañana continuó dándome alegrías de hermosas truchas de varios tamaños, pero ninguna como la primera marrón de la “Gandalf-AR-IV”. Era hora de volver, misión cumplida.
Al otro día decidí volver a salir con la misma marutake, pero esta vez el río elegido era el Malleo. Misma rutina, y una mañana sin demasiada actividad, alguna que otra truchita pequeña y nada más. Llegó la hora del almuerzo y descansar un poco, había vadeado toda la mañana. En estas salidas suelo caminar varios km, los cuales después de unas horas se hacen sentir. Panza llena y ya repuesto, decido dar una vueltita más, en frente mío había un pozon que prometía, así que quise probar… Me acerqué con sigilo y escondido detrás de un sauce lanzo la misma ninfa que utilice el día anterior, a una espuma tentadora. Apenas cae la mosca, una arcoiris dinamita la toma y comienza una de las mejores peleas que tuve ésta temporada, saltos, corridas, río abajo, río arriba, y así a lo largo de unos cuantos minutos. En una de las corridas, siento algo raro en la Gandalf-AR-IV, ésta pelea sumada a la del día anterior, habían sido demasiado para su debut, de a poco la trucha cedía, pero la marutake también. Finalmente y luego de que ambas, trucha y caña, entregasen lo mejor de cada si, ambas dijeron basta. La trucha terminó en el copo y la puntera de la marutake en el medio del río. Fue debut y despedida casi a la vez, pero que debut… La arcoiris se recupero y volvió al agua y ese día, dejé que mis sentidos se relajaran con el paisaje que me rodeaba y decidí sentarme, observar, escuchar y sentir la briza que soplaba muy suavemente esa tarde del Malleo.
Hoy la marutake “Gandalf-AR-IV” se esta preparando para su regreso, veremos que nuevas historias les espera… Será con otra impronta, otra sensación, otra magia, pero conservando su esencia de vara artesanal y compañera de aventuras.