Contar hasta 10 antes de mojar moscas…
Como suele ocurrir, se llega al inicio de temporada con toda efusividad, la ansiedad contenida durante tantos meses hace que uno pierda el control en las primeras salidas, es casi inevitable, tantos meses planeando salidas, atando moscas, imaginando los pescados que vamos a capturar, etc. etc., pero todo esto lamentablemente nos juega en contra.
Llegar al río y cumplir con esta premisa, nos demuestra que decirlo es mucho más fácil que cumplirla, como suele ocurrir en todo, pero debemos controlarnos, serenizarnos, respirar profundo, contar hasta 10 (por decir un número 😀) y luego de equiparnos, disfrutar del paisaje que generalmente nos rodea, tomarse un tiempo para observar el río, arroyo o lago donde pescaremos, y recién una vez estudiado y armados de una estrategia, entrar al agua sólo si fuera necesario. Alguna vez leí por allí, que lo aconsejable sería caminar muy despacio y lo más lejano posible o si fuera necesario agachados o cubiertos por vegetación, toda la costa sobre la que pensamos pescar, estudiar cada agua, cada rincón donde suponemos que los peces están y luego ir pescando la costa, con el previo conocimiento, al menos básico, de cada lugar que abordaremos, y sólo ingresando al agua cuando sea absolutamente necesario.
Hace unos días hicimos una salida con una amiga y cumplimos (en parte 😀) lo que acabo de describir en el párrafo anterior, llegamos al lugar, observamos la costa, fuimos detectando los sectores más prometedores y recorriendo las orillas del río, fuimos haciéndonos de un mapa mental de los sectores más prometedores. Hicimos el recorrido río arriba, para luego bajar pescando a lo largo de unos 300 metros de costa. Si bien las aguas todavía están muy altas y no se notan eclosiones de insectos y mucho menos se observa actividad en los peces, no nos fué nada mal, pudimos capturar algunas lindas truchitas en los sectores que habíamos detectado como “buenos”, creo que habernos tomado el tiempo de observar y contener ansiedad nos jugó a favor, finalmente terminamos una hermosa jornada de pesca, donde pudimos “pinchar” algunos peces y otros más esquivos y astutos nos ganaron la pulseada.
En la red hay mucho material sobre lectura de aguas y como encarar una situación de pesca, pero creo que nunca está de más destacar el hecho de que tomarse un tiempo en observar el lugar antes de mojar la primer mosca, nos va a jugar siempre a favor, finalmente los peces, como debe ser, tienen la última palabra, pero al menos nosotros habremos hecho bien nuestra parte.
Dejo algunas imágenes de aquella salida: